Las palabras homófonas son aquellas que se pronuncian igual, se escriben diferente y tienen significados distintos.
En nuestro ejemplo, “hostia” puede ser esa lámina redonda con la que se comulga en misa y si tienes suerte incluso el cura te la acompaña mojando los labios en vino, una bofetada bien dada con saña, algo extraordinario “su moto es la hostia”, un sinónimo de velocidad “ir a toda hostia”, también de enfado “me has puesto de mala hostia”, seguro que la utilizas cuando algo te sorprende “¡¡hostia!! no sabía que…”, denota algo extraordinario “no sé tú, pero yo soy la hostia”…
Por otro lado una ostia simplemente es una ostra, que también es verdad que dependiendo de dónde la comas y cuánto te cobren se le puede aplicar varias de las haches anteriores.
Hay que reconocer que hostia, como palabra, es la hostia pues la usamos para casi todo.
La H no se pronunciaba en las primeras etapas de los romanos ni en los inicios del castellano.
No representa un fonema, es muda, ni tan siquiera sabríamos que existe si no la escribiésemos.
Si has tenido oportunidad de leer algún texto antiguo, descubrirás que escribían sin H, aparecían ospedaje, azaña, ijo… Se implantó después para imitar la ortografía latina.
La H con la que empezamos muchas de nuestras palabras proviene de la F del latín, que con el tiempo y por la pronunciación (se pronunciaba aspirada en castellano) fue derivando en la mudez que conocemos hoy.
Del latín facere, que ha originado múltiples transformaciones, nos vienen dadas múltiples posibilidades como hacer, hecho, factible, factor, fechoría…
O por ejemplo de ferru, hierro, vienen palabras como ferrocarril o férreo.
Se escribe con H cuando se utilizan los verbos Hacer, Haber, Hablar, Hallar y Habitar.
Se escribe con H cuando las palabras empiezan con los diptongos hia, hie, hue como por ejemplo hiato (con hia prácticamente la única), hierva o hueso.
La A no lleva H cuando es una preposición. Truco: no se pude poner en plural. “Me voy a jugar a pala” no vale decir “nos vamos an jugar an palas”. Pero al loro. La letra A sí lleva H cuando la preposición va seguida “de” más infinitivo: “ha de ir a estudiar matemáticas”, porque aquí sí que se puede poner en plural, “han de ir a estudiar matemáticas”.
Vas a tener que tener cuidado o una buena chuleta con las siguientes combinaciones:
- hay: del verbo haber
- ahí: adverbio de lugar
- ¡ay!: es una expresión
- he: del verbo haber (he ido a casa de mi abuela)
- e: conjunción (el último gol ha sido impresionante e irrepetible).
Si quieres ser la hostia limonera es mejor que aprendas cuándo hay que utilizar o no la muda y puñetera H. Y por supuesto siempre puedes utilizar los trucos que tenemos el resto: un buen esquema a mano para saber cuándo toca H y cuándo no.